El Claustro místico Chiaravalle se encuentra en la espléndida Abadía homónima.
El Abad Bernardo fundó la Abadía de Chiaravalle, situada en Milán, en el siglo XII, con la finalidad de albergar una comunidad de monjes Cistercienses.
En el siglo XV, el arquitecto y pintor, Donato Bramante reestructuró el edificio, erigiendo el salón capitular y además mitad del claustro grande, demolido a mediados del siglo XIX.
Atravesando los muros que una vez eran defensivos con puente levadizo, primero se nota la iglesia imponente que presenta techo a dos aguas y su fachada barroca.
Entrando, muchos elementos son dignos de admiración: columnas, frescos, coro de madera entallada, etc. Pero el punto central de toda la Abadía es el espléndido claustro. En él se asoman los edificios de vivienda de los monjes.
Descripción del Claustro místico de Chiaravalle
Pasando de la iglesia al claustro, encontramos , sobre la puerta, el precioso fresco de la “Madona con el Niño y los Monjes Cistercienses”, obra del pintor piamontés, Gaudenzio Ferrari.
Todo es silencio, todo es paz, en el claustro, en la abadía. Desde este magnífico claustro a través de la ventana del salón capitular se pueden observar tres vistas de Milán bramantescas, dos tondos de Lorenzo Lotto y algunos pedazos de frescos de los Fiamenghini. Las tres vistas de Milán han servido para reconstruir monumentos de la ciudad, destruidos.
Continuando la circulación por el claustro, encontraremos el refectorio y así apreciaremos la impresionante torre cimborrio que cobija las campanas.
Columnas dobles rodean el jardín central y una columna anudada, formada por cuatro columnas entrelazadas en un nudo central. Tiene simbología exotérica, representa el eje del mundo, el eje de la rueda, el árbol de la vida. Sobre ella se erigen los templos o bien es puente entre cielo y tierra, entre humano y divino. En resumen, según algunos estudiosos, uno de los símbolos templares es justamente la columna anudada.
Claustro místico de Chiaravalle
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