
El reloj de sol de la Catedral de Milán se puede apreciar apenas se entra en ella.
Hagamos un paso hacia atrás, recordando un poco los acontecimientos históricos.
Bajo la dominación austríaca, Lombardía desarrolló afortunadamente un crecimiento económico y cultural. Esto es debido a la perspicaz política de reformas realizadas por María Teresa de Austria y por su hijo José. Entre dichas reformas resalta, en particular, la del tiempo que exigía el ajuste de la hora de la región con la hora transalpina.
A tal fin, en 1786, se impuso a los astrónomos del observatorio astronómico de Brera la creación de un reloj de sol en la Catedral de Milán. Este reloj servía para regular el mediodía solar con el horario, aplicando la máxima precisión. Por este motivo fue posicionado el orificio gnomónico de un reloj de sol de modo que el rayo proyectado indicase el mediodía sobre el pavimento interior de la Catedral. Dicho rayo logra alcanzar, a fines y a inicios del año, la pared del lado norte de la Catedral.
Descripción del Reloj de Sol de la Catedral
Es una barra de latón incrustada en una franja de mármol blanco del pavimento de la Catedral, de casi 0,90 por 20 metros, que corre a lo largo de las cinco naves. Además sube por 2,5 metros por la pared septentrional. La franja de mármol contiene los signos zodiacales y sobre la pared norte de la Catedral el reloj lleva el signo de Capricornio.
Por motivos físicos de proyección de la luz, el orificio gnomónico fue colocado en la primera nave del lado sur de la Catedral. Las reestructuraciones del pavimento llevaron a ajustes del posicionamiento del orificio gnomónico cuya altura es de casi 24 metros.
Y es así que desde casi 230 años un rayo de sol entra en la Catedral de Milán para indicarnos con precisión el mediodía astronómico.
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