
A Giuseppe Verdi en Milán a inicios de su carrera no le dan credibilidad.
Nacido en Le Roncole (fracción de la Municipalidad de Busseto), el Conservatorio que actualmente se llama Giuseppe Verdi no lo admite. Justifica que por motivos de su edad avanzada de 18 años (máximo aceptaban hasta los 14). O bien parece ser por la posición errada de su mano al tocar los instrumentos musicales. Pero Verdi continúa a estudiar música con tenacidad, merced a la contribución de Antonio Barezzi. Y es gracias a él que hoy podemos sentir las melodías de Nabucco, La Traviata, Aida, etc.
En su período más oscuro, después de la muerte de Margherita, su primer esposa, y de sus dos hijos, Virginia e Icilio y después de su fracaso con Un giorno de reino, entra en depresión y decide de no componer nunca más. Entonces conoce dos mujeres que serán de suma importancia para su vida: la soprano Giuseppina Strepponi, compañera, amiga, consejera y más tarde segunda esposa y la Contesa Clara Maffei que lo introduce en la escena social milanesa.
Las iniciativas febriles anti-austríacas dictaban la escena social milanesa, que culminará con los movimientos revolucionarios de 1848. Estos hechos llevarán a Verdi a expresar abiertamente sus ideales patrióticos. Y así como espectador de un país subyugado por el dominio austríaco, con su alma de compositor no puede no participar con su música al Resurgimiento que se avecina. Basta escuchar las notas de Va pensiero de Nabucco para comprenderlo.
Giuseppe Verdi en Milán
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