
San Galdino fue nombrado obispo de Milán en 1166, cuatro años después que Federico Barbarroja destruyó la ciudad.
Fue uno de los responsables de la reconstrucción de la ciudad. Además, fue consejero espiritual de los pobres de Milán, de los presos y de los que padecían las penas por deudas.
Les recomiendo mirar fuera de la Catedral de Milán, en el centro del ventanal central, trasero, donde está la gran “raza”. Este sol con sus rayos es símbolo del sol de la justicia que es Jesucristo. Allí se puede ver la estatua de la Virgen y la del Arcángel Gabriel, en los lados opuestos. La cara del Arcángel Gabriel está dirigida hacia el altar. Dichas obras han sido atribuidas a Isacco de Imbonate y a Paulino de Montorfano, respectivamente.
También se ve la estatua de San Ambrosio y la de San Galdino, representados de rodillas y de espaldas que miran hacia el altar en el interior.
Más sobre San Galdino
Los milaneses, brescianos y venetos, en 1667, se reúnen en la Lega Veneto – Lombarda contra el emperador Federico Barbarroja que se asombra por el número de adhesiones que obtiene. Entonces, la Lega funda una Fortaleza que llama Alessandria en honor del Papa Alessandro III.
En Legnano se desarrolla la batalla decisiva en 1176 lo que permite el regreso de los milaneses. En efecto, un relieve de la Porta Romana presente el el Castillo Sforzesco, confirma el regreso de los milaneses a Milán.
San Galdino (que entonces era arzobispo de Milán) destituye los obispos nombrados por el antipapa Vittore VI y da inicio la reconstrucción de la ciudad. Restaura la catedral, ayudado por mujeres milanesas que donan las pocas joyas salvadas en el saqueo de Barbarroja.
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