La Capilla ducal del Castillo Sforzesco de Milán fue restaurada a inicios del siglo siglo XX, luego de haber sido destinada a vios usos. En el período de Napoleón también fue una establo.
El duque Galeazzo Maria Sforza la hizo edificar junto con parte del Castillo que entonces se llamaba de Porta Giovia, para transformar la fortaleza en una vivienda.
Es una simple capilla rectangular con bóveda claustral. La decoran frescos realizados por importantes pintores como Bonifacio Bembo pero juntos con otros como Stefano Fedeli, Constantino Vaprio y Zanetto Bugatto.
Sobre un fondo azul , en la bóveda se ve Dios Padre en un tondo rodeado por Querubinos. Debajo, más en el centro, está representado Cristo Redentor en una almendra dorada que también ésta rodeada por ángeles. Emblemas ducales y la Anunciación están pintadas en las lunetas de la bóveda y hay figuras de santos a lo largo e las paredes.
Se denota el gusto gótico tardío, en un período en que se comienza a delinear las formas renacentistas, en el empleo de estucos dorados y las líneas de las figuras.
Dentro de la Capilla ducal del Castillo Sforzesco, se expone la Madona del Coazzone (Madona de la trenza. Llamada así por porque el término “coazzone” en dialecto significa trenza larga, como e llamaba ese tocado.
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