El engaño de la momia del Castillo Sforzesco, es un hallazgo histórico muy particular.
El Marqués de Busca (italiano), a inicios 1800 en uno de sus viajes a Egipto, compró un sarcófago completo con momia. Llevaba también el “Libro de los Muertos” incorporado. Se lo vendieron como los restos del escriba Ptahmes (siglo XV. aC).
A pesar de su pasión por la cultura egipcia, el Marqués no era ciertamente un experto, porque en realidad, lo que él había comprado era el resultado de un ensamblaje de diferentes edades.
Pero el hijo del marqués era un hombre supersticioso. Temiendo que tener una momia en su casa no fuera un buen presagio, trató de deshacerse de ella. Así que la regaló al Hospital Ciceri y más tarde pasó al Hospital Mayor de Milán.
Luego, intentaron sepultar la momia con un entierro regular en el cementerio, pero no fue posible. En efecto, el guardián del cementerio se opuso firmemente dado que la momia no poseía un certificado de defunción.
El destino final de la momia y su sarcófago fue el depósito del Castillo Sforzesco y hoy se la puede apreciar, como ejemplo de fraude con éxito, en los pasillos de la sección egipcia.