El héroe sin nombre, un momento para celebrarlo.
1898–Bava Beccaris manda a sus soldados a disparar contra una multitud inocente que pedía un pedazito de pan: se trata de mujeres, niños, ancianos, personas sin hogar. Pero un militar decide oponerse a la barbarie.
Su ejecución fue inmediata. Nadie sabe cómo se llamaba ese valiente soldado.
Las insurrecciones de de Milán fueron revueltas por parte de la población de Milán, contra la represión del gobierno, que tuvo lugar entre el 6 y el 9 de mayo de 1898. Encargado de reprimirlas es el general Beccaris. Lo hizo con suma crueldad, con el recio uso de armas de fuego, en particular de cañones. Obtuvo su objetivo de reprimir las protestas y también muchas víctimas, sobre todo inermes.
Este hecho histórico se conoce como los “cañones de Bava Beccaris“.
Los únicos monumentos que hay recuerdan Umberto I. Era el rey que felicita públicamente a Bava Beccaris por disparar contra la multitud, para salvar la casa real… En efecto su comportamiento quitó prestigio a la Casa Saboya.
Entonces nuestro pensamiento se dirige, en cambio, a ese soldado que no sabemos como se llama, pero que tiene dignidad mayor de la de un rey.
El héroe sin nombre
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